lunes, 27 de abril de 2020

Desde mi cuarentena: ¿Qué nos falta dejar?

Por Johanna Rivera de Idrovo
Publicado en facebook el 25 de abril de 2020

“Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.” (Marcos‬ ‭10:17-20‬)

En esta historia, vemos a un joven 10 sobre 10, un joven que desde la niñez sabía la Palabra de Dios, la guardaba y la practicaba. Esto es algo digno de admirar porque cuántos de nosotros no quisiéramos poder decir con esa seguridad esto. Y a simple vista pareciera que no le faltaba nada, pero Jesús, que escudriña nuestros corazones le dijo que le faltaba algo. Yo me imagino la cara de este muchacho sorprendido diciendo: "Señor, ¿A mi? ¿Estás seguro? ¿Yo? Veamos:

“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.” (Marcos‬ ‭10:21-22‬)

Dice que Jesús le amó, eso me impacta porque Dios conoce todo de nosotros, ve lo que nadie puede ver, y si los demás lo llegasen a ver, no nos amarían ni aceptarían, pero Jesús le amó, Jesús nos amó y nos ama  !!

Había algo que este joven no quería entregar: su sustento, su futuro. Jesús no quería la herencia, Él no necesita de nuestras riquezas, solo lo hizo para que este joven se dé cuenta que tenía algo que ocupaba el primer lugar en su corazón. Al momento que Jesús le muestra eso, Él se entristeció porque tenía muchas posesiones y no las iba a dejar.

Este joven quería seguir a Jesús, quería caminar con Él, pero para caminar con Jesús debes dejarlo todo, es decir, no arraigarse a nada de lo que uno posee. He meditado mucho sobre la muerte y por qué nos cuesta y por qué da tanto miedo aun siendo cristianos. Algo que el Señor me mostraba es que en ocasiones no estamos preparados para irnos con Él, sí, no estamos 100% preparados !!

¿Saben por qué? Porque amamos tanto estar en este mundo y todo lo que ofrece. Nos acomodamos aquí y no nos hemos preparado a estar en la eternidad con Él. Quizás piensen: "¿y quién ha regresado para que nos cuente?" Pero nuestra fe dice que hay un lugar que nuestro Señor Jesús fue a preparar para nosotros. Pero aun con todo esto, en el fondo hay una duda, ya que tampoco nos preocupamos por tener una relación íntima y constante con Él. No oramos con sinceridad, no meditamos en Su Palabra, no aprovechamos el tiempo para acercarnos a Dios, pues estamos tan llenos de tecnología, de TV, de los juegos que tenemos en el celular, en la tablet, iPad o PlayStation.

La pregunta es, ¿qué amamos más hacer? ¿dónde deseamos estar más? ¿qué es lo que me quita el sueño? ¿qué es lo que me levanta cada día? ¿y qué hago apenas me despierto? Si buscamos a Dios, deberíamos tener paz, deberíamos tener confianza, que aún si El me quitare la vida, tengo la certeza que me iré con Él, porque para nosotros el vivir es Cristo !!.

Esteban, uno de los diáconos del Nuevo Testamento murió apedreado por causa de Cristo y dice la Biblia que él cantaba y pedía perdón por todos los que lo mataban. ¿Cómo lo pudo hacer? Porque su espíritu, alma y cuerpo sabían que tenía una morada allá con el Maestro, porque sabía que ese sufrimiento era momentáneo para la gloria eterna que sus ojos iban a mirar. En contraste, el joven rico no pudo seguir a Jesús porque no pudo quitar su mirada en todo lo que tenía, no estaba listo para seguir al Maestro.

¿Como estamos nosotros? ¿Estamos listos para seguir a Jesús cuando suene la trompeta? ¿Qué me detiene hoy? ¿Qué me está pidiendo Jesús que deje para poder ir en pos de Él?. OJO: Que yo me conecte a las transmisiones de la iglesia, que asista a las células online o incluso que predique durante la semana, no me prepara para ir allá. Por eso debemos anhelar el Lugar Secreto, donde nadie nos ve, y solo estamos Dios y nosotros, donde descubrimos en la intimidad, lo que hay en el corazón de nuestro amado Dios y donde Él mismo, nos prepara para estar juntos por toda la eternidad. Sigamos a Jesús, acerquémonos a Él diariamente, pues Su venida está cerca.

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