jueves, 1 de julio de 2021

Instruyamos bien a nuestros hijos

Por Johanna Rivera de Idrovo
Publicado en Facebook el 1 de julio de 2021

"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." (Prov.‭22:6‬‬‬)

Según el Diccionario, instruir es proporcionar conocimientos, habilidades, ideas o experiencias a una persona para darle una determinada formación.

Como padres, pasamos por diferentes etapas de aprendizaje con nuestros hijos y la instrucción es necesaria para ellos: instrucción estudiantil, instrucción moral, instrucción espiritual. Las dos últimas (moral y espiritual) deben estar siempre apegadas a la Palabra de Dios. Hay quienes piensan que esto se debe hacer solo cuando son pequeños, que cuando estén grandes será más fácil, pero déjeme decirle que no es así.

En mis 16 años que llevo como mamá de 3 hijos, puedo decirle que uno los instruye siempre, les imparte conocimiento y ellos viven experiencias que cada año son nuevas y que despiertan su curiosidad.

Puedo confirmar que nosotros como padres somos muy importantes y claves en el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos. Cada etapa es hermosa pero también importante, y si no supimos guiar y enseñar a nuestros hijos, pues no podrán avanzar con la madurez que se espera de ellos y eso traerá problemas en sus propias vidas.

ETAPA 1:

Su niñez es importante porque colocamos las bases por las cuales ellos se van a guiar el resto de sus vidas. Es la etapa de la repetición de reglas, de órdenes, de valores, es aquí donde nos vemos diciendo algo una y otra vez. Es la etapa de la persistencia y la resistencia, donde el que se cansa pierde. Lo penoso es que en un gran porcentaje, los padres perdemos y dejamos a la deriva a nuestros hijos, quienes empiezan a gobernarse y gobernarnos a nosotros.

Amados Padres, persistamos, no nos rindamos, estamos cultivando valores que en la adolescencia y juventud los cosecharemos. Poner bases no es fácil, requiere esfuerzo y dedicación. Un ejemplo de esta etapa es la mentira, que es muy común en los niños, la aprenden en la escuela o hasta en la casa. Si usted no habla verdad, no podrá exigir ni enseñar este valor a sus hijos y si usted practica la verdad y ellos mienten, enséñeles con la Palabra de Dios a no mentir, ¿hasta cuándo? hasta que hayan entendido este valor. 

Como madre les puedo decir que el regalo más hermoso que Dios pudo darnos y por el cual le estaré agradecida, son mis hijos, ya que es la experiencia más hermosa y gratificante que uno puede tener. Pero así como es gratificante, conlleva una responsabilidad tan grande de la cual tú y yo vamos a dar cuenta ante Su Presencia.

ETAPA 2:

La adolescencia y juventud son etapas decisivas donde se afianza su personalidad, su orientación sexual, y su profesión. En esta etapa, el pertenecer a un grupo es de vida o muerte. Muchos adolescentes se deprimen y viven una soledad abrumadora. A nivel mundial, muchos adolescentes se suicidan por esta razón.

La soledad social en algunos jóvenes es común, lo que no es común es que en casa se sienta solos por sus padres, que no sientan que su hogar es un lugar seguro donde encuentran amor, conversaciones divertidas, palabras de aceptación y afirmación. No hubieran tantos adolescentes suicidándose si hubieran padres haciendo su función. Afuera puede ser duro, pero que adentro sea insoportable, es difícil de lidiar.

En esta etapa debemos aprender a soltar sin aflojar, usted me dirá ¿Cómo es eso?, le explico: Ellos en su crecimiento van a vivir situaciones donde deben aprender a luchar y defenderse, eso no quiere decir que si me necesitan no estaré. Sí debemos estar, pero de una forma objetiva y sabia, con una medida de sal y otra de cal, donde debemos creer en ellos pero debemos ir con prudencia, pidiendo siempre la sabiduría de Dios.

Hay padres que son ciegos con sus hijos y por más que ven que están mal, que son malcriados hasta con ellos mismos, no permiten que nadie les corrija, y eso no está bien. Mi mamá me decía: "a mi me decían cosas de ti y no las creía al 100%. Yo te observaba y averiguaba, de esa forma podía tener una opinión clara de ti". Solo una mirada de mi madre era suficiente para que mi cara confiese "culpable" o "inocente".

Cuando mis hijos pasan por alguna situación dura, que sí la han vivido, la ayuda del Espíritu Santo es crucial para instruirles y guiarles. Aunque han atravesado por situaciones justas, y también injustas, algo que el Espíritu Santo siempre susurra a mi oído es PROCESO, esa palabra que me ha hecho soltar la espada y dejar de pedir venganza. Aunque me ha dolido y los he visto llorar, he entendido que Dios siempre está en control y que de eso van a aprender.

Si les enseñamos a confiar en Dios y Su Justicia, ellos podrán experimentar lo sobrenatural de Dios en su proceso, ellos podrán buscar a Dios y ser moldeados. Pero si como padres, intervenimos en esos PROCESOS, lo que estamos haciendo es estancar a nuestros hijos, impidiendo que Dios se muestre en sus vidas, que sean moldeados por la Mano del Señor a través de esa circunstancia que Él permite, y que a futuro puedan pelear sus propias batallas con Dios para ser fortalecidos como individuos.

Padres, no enseñemos a huir a nuestros hijos, no enseñemos a evadir su responsabilidad, no justifiquemos, no minimicemos algo que ahora puede ser pequeño, pero que más adelante puede ser algo muy grande. He entendido que sus luchas no son directamente las mías, pero sí puedo ayudarlos en oración y consejo.

Debo entender que cada situación que ellos viven tienen un propósito de parte de Dios, que es limpiarlos, moldearlos y formarlos. Soy su madre, pero hay áreas en su vida que yo no veo, pero que Dios sí ve y que Él necesita sacar.

Se viene a mi mente el versículo que dice "De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto." (Jn.12:24)‬‬. Habrán situaciones que nuestros hijos deben pasar, que pareciera que es de muerte, pero no lo es, pero si tú y yo intervenimos, ese grano de trigo no va a morir, pues cada situación es necesaria para que mueran a su orgullo, a su autosuficiencia, a su "yo lo sé", a su "es que no me entienden", a su "sí puedo solo, no se metan", ellos deben morir a su desobediencia, a su rebeldía, a sus malos pensamientos y a su inmadurez.

Amados padres, este proceso no es fácil ni para ellos ni para nosotros, y creo que nos duele más a nosotros que a ellos. Pero es ahí donde NO debemos intervenir, sino dejarnos ser también procesados por nuestro Padre Celestial.

Me acuerdo que muchos años atrás uno de mis hijos sacó cero en una lección y cuando me enteré me dolió muchísimo, y fui como toda "buena madre" a buscar una solución para que esa mancha no se vea reflejada en la libreta. Recuerdo las palabras tan sabias de la Rectora cuando me dijo "no le haga ese daño, deje que aprenda del error y que le duela, para que la próxima vez medite en las consecuencias que pueden acarrear sus decisiones." Ese cero quedó plasmado en su libreta llena de puros 10 y 9, pero con la ayuda de Dios y Su misericordia fue el último que tuvo, y ahora se esmera al máximo por cumplir, por estudiar, por esforzarse y superarse; sus calificaciones son el fruto que lo demuestran y la lección la aprendimos todos como familia.

Amados padres, hoy puede ser un cero, una observación, una disciplina, o cualquier otra situación dolorosa pero beneficiosa para su crecimiento. Si intervienes y la detienes hoy, eso marcará su futuro para mal. Pero si dejas que Dios obre, serás parte del proceso correcto en su formación. Recuerda esta verdad tan grande: Crecen ellos como hijos y también crecemos nosotros como padres.

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