domingo, 9 de noviembre de 2025

ESO NO SE HACE !!

Soy Padre de 3 hermosos hijos que Dios en Su misericordia me otorgó, y aunque nunca ha sido una tarea sencilla, he procurado cumplir mi labor de la mejor manera posible. En este aspecto considero que son ellos y mi amada esposa, quienes tienen la última palabra sobre mi rol como padre.

Si hay algo que con los años he aprendido es que no deben haber comparaciones entre hijos, porque en vez de motivar, incentivar y desafiar, lo que esto provoca es un daño muy severo en su autoestima, se fomenta el resentimiento, se da lugar a creer que hay preferencias y se crea un ambiente tóxico que no beneficia para nada, ni a padres ni a hijos. 

He preguntado a mis 3 hijos, ya sea que estén juntos o también por separado: ¿qué pasaría si llego a compararlos entre ellos?, y las respuestas de los tres llegan a una misma conclusión … eso no se hace !!

La psicología evolutiva, la sociología e incluso la biología confirman que cada persona es única y especial, con sus propias cualidades y habilidades, por lo que es importante celebrar sus diferencias individuales en lugar de compararlas, porque así reforzamos sus fortalezas de manera positiva.

Vamos un poco más allá. Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples afirma que la inteligencia no es una capacidad única, sino un conjunto de habilidades diversas, pues cada persona posee un perfil de inteligencias. En otras palabras, es tan inteligente un astronauta como lo es un jugador de fútbol; así también es tan inteligente un músico como lo es un escultor. Gardner sostiene que todos somos inteligentes en nuestra área específica, y sería una barbaridad medir a alguien solamente por su coeficiente intelectual o por su rendimiento o ejecución en cierto aspecto, sin considerar los demás indicadores de su desempeño. Siempre debemos contemplar al ser humano desde una perspectiva holística y no desde un evento particular, la ejecución de alguna destreza, un exámen o hasta una tarea. Si pongo al astronauta a jugar fútbol quizás haga el ridículo, y si pongo al jugador de fútbol en una nave espacial, nunca despegará. Pero si coloco a ambos en su lugar de destreza, ciertamente rendirán y serán reconocidos por su esfuerzo. Comparar a un astronauta con un jugador de fútbol es algo inadecuado y por lo tanto … eso no se hace !!

Soy Pastor y sé lo duro que significa cuidar del rebaño. Es una labor muy complicada lidiar con las personas, pues cada una de ellas son universos diferentes y Dios debe obrar en todos, formando sus vidas moldeando el carácter y parte de esa responsabilidad es depositada en los ministros que estamos, por la misericordia del Señor, al frente de un grupo de personas.

Si hay algo que he aprendido es que así como un padre natural no debe hacer comparaciones entre sus hijos naturales, de la misma manera un “padre espiritual” no debe hacer comparaciones entre sus “hijos espirituales”, de ningún tipo y bajo ninguna circunstancia, porque genera aun más daño que un padre natural ¿por qué hace más daño? Porque se entiende que la persona viene a Cristo para ser sanada, restaurada, encaminada, amada, valorada y motivada. Que venga a Cristo y que reciba el mismo trato destructivo que recibió estando en el mundo … eso no se hace !!

La Palabra del Señor muestra que Jesús no comparaba a Sus discípulos entre sí, pues es un gravísimo error pensar que al establecer un marco de competitividad entre hermanos de la fe, se puede generar algún tipo de bendición. Jesús reconocía que cada discípulo tenía una relación personal y única con Él, y por eso ansiaba profundizar esa relación a su manera particular, en lugar de enfrentarlos entre sí, ni aún cuando fuese entre hermanos de sangre. Jesús, nunca, y bajo ninguna circunstancia consideró correcto comparar a Simón Pedro con su hermano Andrés, tampoco comparó a Santiago con su hermano Juan, porque Él tenía algo muy claro en su ministerio … eso no se hace !!

Como Padres de familia de muchos hijos o de pocos, y como “Padres espirituales” de un rebaño, grande o pequeño, debemos tener sumo cuidado de no afectar el autoestima de nadie, ejerciendo comparaciones dañinas, que provocan insatisfacción en lugar de motivación, rivalidad en lugar de apoyo mutuo, inseguridad en lugar de firmeza y que se interpretan incluso como preferencia y favoritismo en lugar de equidad y rectitud. Así como entre hermanos de sangre pueden generarse cicatrices que duran años en sanar, de igual manera, entre los hermanos en la fe pueden generarse heridas que necesiten de mucha ministración, amor y paciencia para salir victoriosos. Si existe el impulso de querer comparar a alguien con otra persona, se debe recordar que … eso no se hace !!

Espero que esta breve y sencilla reflexión nos haga meditar, replantear y corregir en nuestro rol como Padres, ya sea naturales como también espirituales. Si por el contrario, persistimos en pensar que no hacemos nada malo, que todo está bien, que el fin siempre justifica los medios y que "eso sí se hace" … puntos suspensivos.


viernes, 14 de febrero de 2025

Que se levante una generación que gobierne !!

Por Johanna Rivera de Idrovo
Publicado en Facebook el 14 de febrero de 2025

“En el año tercero del reinado del rey Joacim de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió. El SEÑOR permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Babilonia y puso en el tesoro del templo de sus dioses. Además, el rey le ordenó a Aspenaz, jefe de los oficiales de su corte, que llevara a su presencia a algunos de los israelitas pertenecientes a la familia real y a la nobleza. Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los babilonios.” (Daniel 1:1-4 NVI)

Estamos viviendo tiempos difíciles donde como iglesia no debemos estar alejados de la realidad y tampoco debemos decir que no le compete a la iglesia los asuntos de estado de nuestra nación. Creo que por años como iglesia hemos estado conformes con los líderes que nos tocó elegir y no hemos hecho algo para que esto cambie. No estoy hablando de las armas espirituales, del ayuno, oración y Palabra, porque sí las hemos usado; más bien estoy hablando de que la iglesia debería unirse para preparar jóvenes que puedan estar en el poder y en posiciones clave de gobierno, que puedan gobernar basados en el temor de Dios.

Daniel y sus amigos fueron cautivos en un régimen pagano, pero algo que Dios me hacía ver es que en medio de este sistema, Dios los llamó a marcar la diferencia. Estos jóvenes ya venían con cierta preparación desde Judá: “Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.” (Daniel 1:3-4 RV60) 

Si leemos bien ellos no eran cualquiera, eran jóvenes preparados, pero del mismo pueblo de Israel. Como Iglesia ¿a quien estamos preparando? La Biblia nos dice que somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. Como Iglesia debemos hacer algo en cada congregación, para levantar una generación que gobierne basada en la Palabra de Dios. Debemos invertir tiempo y enfoque en nuestros Jóvenes para que se preparen. Basta ya de estar esperando en el mundo algo mejor, cuando lo que encontramos son opciones blandas que cumplen a medias con lo que la Palabra del Señor establece. Debemos orar, sí; debemos ayunar, sí; pero también debemos actuar y actuar con urgencia, con enfoque y con intencionalidad.

Dios nos ayude y nos mueva a levantar una nueva generación, una generación que gobierne en el temor de Dios, una generación espiritualmente firme pero también enseñada en toda sabiduría, en toda ciencia y con buen entendimiento. Ya ha ocurrido antes, la Biblia lo testifica, eso nos da la pauta de que puede volver a ocurrir, y ahora con más fuerza, para la gloria del Señor. Por lo tanto, dejemos de ser espectadores y como Iglesia y como pueblo del Señor seamos los protagonistas del cambio que inicia a nivel espiritual, es verdad, pero que llega también a las esferas de gobierno de nuestra nación, y que se levanten hombres y mujeres valientes y esforzados, en el Nombre de Jesús.