miércoles, 7 de junio de 2023

Mi Dios, se hará como Tú quieres

Es sorprendente cómo obra nuestro Dios, pues cada día nos tiene situaciones para meditar, y circunstancias que ocurren de las cuales Él se vale para moldearnos y llevarnos a una relación más íntima y sincera. La semana pasada trajo sus desafíos y también sus bendiciones, pero conforme avanza esta semana, ya tenemos algo que nuestro amado Dios nos da.

Todos tenemos algo en lo que estamos creyendo y esperando, situaciones que anhelamos ver cambiadas y sueños que Dios ha puesto en nuestros corazones, incluso aspectos de nuestro carácter o de nuestra forma de actuar o reaccionar que anhelamos cambiar.

Pero, muchas veces queremos que todo esto suceda por nuestra propia cuenta, buscamos la forma de que nos quede justo como lo deseamos y caemos en el error de poner a Dios en una caja, como si tratáramos de decirle a Dios, qué es lo que debe hacer, cuándo lo debe hacer, dónde y cómo queremos que Él lo haga, y todo esto sin opción a cambio ni a modificación. Cuán ciegos podemos llegar a ser.

La Palabra del Señor dice algo muy claro al respecto: "Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos -afirma el Señor-. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!" (Isaías 55:6-9 NVI)

Este pasaje nos dice que los caminos de Dios no son nuestros caminos. Son más altos y mejores que los nuestros. En otras palabras, si las cosas no van como tú quieres, si las cosas no se dan cuando tú quieres, en lugar de desanimarte, ¿por qué no crees que Dios tiene algo mejor reservado para ti?  Solo porque las cosas no sean como queremos, no significa que todo va a fracasar. Recuérdalo: Dios tiene un plan y Él lo va a cumplir. No lo limites tratando de hacer las cosas a tu manera. En vez de eso, llena tu boca diciendo: "Mi Dios, confío en Ti, se hará como Tú quieres, sé que quieres lo mejor para mi, y aún si las cosas no salen como yo quiero, seguiré creyendo en que Tú estás dirigiendo mis pasos hacia la vida abundante y el propósito glorioso que tienes para mi."

Decide confiar en Dios, echa sobre Él tus cargas, tus planes, sueños y deseos para el futuro, y vive agradecido de que Él siempre está obrando, aún cuando no lo entiendas. Si descansas en Él y en Sus promesas, verás a Dios obrando como Él quiere. Si por el contrario, deseas siempre que todo sea a tu manera y solo a tu manera ... puntos suspensivos.

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