Hablamos tanto de Dios, y tan bien de Él, pero el asunto real es: hablará Dios de nosotros igual de bien y con la misma intensidad y continuidad, hablará tan bien Dios de cómo somos y cómo vivimos ??
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8)
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?” (Job 2:3)
No logro entender a plenitud qué clase de persona llegó a ser Job, al punto que Dios haya tenido la plena certeza y la libertad de decirle en la cara al propio Satanás, lo bueno y recto que era Job, y dicho por Él mismo, que no había otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Este es uno de los pasajes que más desafío da a mi vida: llegar a escuchar del mismo Dios, un concepto correcto, adecuado y bueno de un ser humano.
Vivimos en un mundo que permite tantas tonteras, en una sociedad que lucha por fusionar conceptos del mundo con verdades bíblicas, justificando, explicando y hasta reclamando el por qué tal o cual cosa no debe de hacerse o por qué tal o cual cosa debería hacerse.
Job no perdía su tiempo, al menos eso es lo que declara la Biblia en los primeros capítulos de Job. Él no andaba buscando lo último, lo que todos hablan, lo que el resto consideraba de moda o actual o hasta “necesario” en estos días. Él se dedicaba cada día a ofrecer sacrificios, a separar un tiempo con su Dios, hasta para interceder, orar y cubrir en oración no solo su vida, sino la de sus hijos. Él estaba tan preocupado de lo que realmente vale la pena que no veía como primordial el perder su tiempo, por más corto que sea, en aquello que realmente no valía la pena … y en todo esto me atrevo a declarar que todos y cada uno de nosotros tenemos una idea muy clara de las cosas que realmente valen la pena en nuestra vida, de las actividades que valen la pena y de las actitudes y desafíos que valen la pena mantener, sostener, promover, nutrir y hacer crecer, por encima de lo que otros consideren que es lo “último”, lo “bacán”, lo “interesante”, lo “necesario”.
Si pudiéramos preguntarle a Dios “Cómo me ves??”, “Qué opinas de mi??”, “Qué te parece la vida que estoy llevando??” ... QUÉ NOS CONTESTARÍA DIOS ?? ... pero antes que eso, NOS ATREVERÍAMOS A PREGUNTARLE A DIOS ESTAS PREGUNTAS ??. Job nunca le preguntó a Dios esto … pero cuando Dios miró su vida y lo que él hacía día tras día, Él no tuvo ningún problema o inconveniente en emitir un buen comentario sobre Job.
Si te puse a pensar o te sentiste analizado por la verdad de este pasaje bíblico, si te puse a meditar en lo que haces y en lo que deberías estar haciendo, me doy por servido y por satisfecho. Si te vale lo que hagas sea bueno o malo, si no te incomoda llevar la vida que tienes, entonces … puntos suspensivos.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario